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Santa Cruz de la Sierra

Emisiones y compromisos, una larga carrera hacia una economía más saludable

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¿Qué son las emisiones? ¿Qué nos indican, porqué hay que saber de ellas y cómo detectarlas? ¿Son dañinas, por qué?

Se habla tanto de ellas que muchas veces lo hacemos de memoria y cuando se habla de memoria la tendencia a equivocarse es mayúscula. El dióxido de carbono es un gas incoloro, inodoro y compuesto por oxígeno y carbono. Las emisiones de dióxido de carbono se originan de dos formas, las de orden natural y las antropogénicas. Tienen que ver con la liberación de dióxido de carbono a la atmósfera. Este gas proviene de las actividades humanas como, por ejemplo, la quema de combustibles fósiles, emisiones en los procesos industriales, explotaciones ganaderas intensivas y un largo etc.

En la era de la industrialización, las emisiones de CO2 derivadas de la quema de combustibles fósiles han aumentado. Antes el problema no se veía como ahora porque la Tierra absorbía cada tonelada adicional de CO2 que producían los seres humanos, en “sumideros de carbono” naturales como los bosques y los océanos. Sin embargo, con el paso del tiempo y la depredación de los bosques y la contaminación de los océanos la figura fue cambiando.

Hoy los seres humanos producen mucho más CO2 y otros gases de efecto invernadero que lo que pueden absorber los ecosistemas del planeta de forma natural. Esto significa que la cantidad de CO2 que queda atrapada en la atmósfera aumenta constantemente.

Encapotados

El aumento de partículas de CO2 en la atmósfera encapota al planeta. La luz solar y el calor penetran la atmósfera, pero no vuelven a salir. La Tierra se está calentando y es lo que se llama el efecto invernadero. En comparación con el promedio del siglo XX, la temperatura global ha aumentado ahora casi un grado Celsius, de manera pronunciada en los últimos años. A consecuencia de ello aumenta el promedio mundial y tienen consecuencias de gran alcance: zonas de calor extremo, cosechas quemadas, tormentas e inundaciones más intensas.

Nivel del mar

Según la Organización de Investigación Científica e Industrial del Commonwealth (CSIRO), la agencia estatal de Australia para la investigación climática, el nivel del mar ha aumentado casi 25 cm en los últimos 140 años. Aproximadamente un tercio de este aumento se ha producido solo en los últimos 25 años. Las temperaturas más cálidas hacen que los polos y los glaciares se derritan, aumentando la cantidad total de agua en los océanos.

Algunos ejemplos

Las emisiones de Co2 per cápita en el mundo son, según datos de Global Carbon Project 2022 más altas en países más desarrollados. Algunos ejemplos.

Arabia Saudí emite 18,8 toneladas per cápita

Australia 15.2 toneladas per cápita

Mongolia 15.1 toneladas per cápita

EEUU 14,9 toneladas per cápita

Canadá 14,4 toneladas per cápita

Rusia 12,1 toneladas per cápita

Libia 11.1 toneladas per cápita

Polonia 8,6 toneladas per cápita

Alemania 8,1 toneladas per cápita

China 8.0 toneladas per cápita

Sudáfrica 7,4 toneladas per cápita

Chile 4,4 toneladas per cápita

Argentina 4,1 toneladas per cápita

Brasil 2,3 toneladas per cápita

Bolivia 1,9 toneladas per cápita

Perú 1,7 toneladas per cápita

Paraguay 1,3 toneladas per cápita

Los sectores que más emisiones de gases efecto invernadero producen son: energético (27%), industrias (22%), transportes (15%), agricultura (12%), combustibles (12%), edificios (7%), residuos (5%)

El último Informe sobre la brecha de emisiones del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA) concluye que los compromisos actuales en virtud del Acuerdo de París encaminan al mundo hacia una temperatura de entre 2,5 y 2,9 °C. superarán los niveles preindustriales en este siglo. Las alarmantes cifras nos obligan a una urgente y mayor acción climática.  

Las emisiones de gases de efecto invernadero pronosticadas para 2030 serán del 28 por ciento para una trayectoria de 2°C y del 42 por ciento para una trayectoria de 1,5°C. 

Mantener la posibilidad de alcanzar los objetivos de temperatura del Acuerdo de París depende de fortalecer la mitigación en esta década para reducir la brecha de emisiones. Las emisiones mundiales de gases de efecto invernadero (GEI) aumentaron un 1,2 por ciento entre 2021 y 2022 para alcanzar un nuevo récord de 57,4 gigatoneladas de dióxido de carbono equivalente (GtCO 2 e).

Urgentes necesidades 

El mundo necesita reducir las emisiones en 2030 en un 28% para encaminarse hacia el objetivo de 2°C del Acuerdo de París, con un 66 % de posibilidades, y un 42% para el objetivo de 1,5°C.  El progreso de las políticas desde que se firmó el Acuerdo de París en 2015 ha reducido la brecha de implementación, definida como la diferencia entre las emisiones proyectadas bajo las políticas actuales y la implementación total de las NDC. Se proyectaba que las emisiones de GEI en 2030, basadas en las políticas vigentes, aumentarían un 16 por ciento en el momento de la adopción del Acuerdo de París. Hoy, el aumento proyectado es del 3 por ciento.  A menos que se reduzcan aún más los niveles de emisiones en 2030, será imposible establecer vías de menor costo que limiten el calentamiento global a 1,5°C sin sobrepasarlos o hacerlo con un nivel bajo durante este siglo.

Los especialistas instan a las naciones a transformar su desarrollo con bajas emisiones de carbono, centrándose en la transición energética. El carbón, el petróleo y el gas extraídos durante la vida útil de las minas emitirían más de 3,5 veces el presupuesto de carbono disponible para limitar el calentamiento a 1,5°C, y casi todo el presupuesto disponible para 2°C. 

La transición hacia un desarrollo bajo en carbono plantea desafíos económicos e institucionales para los países de ingresos bajos y medianos, pero también ofrece oportunidades. Las transiciones en esos países pueden ayudar a proporcionar acceso universal a la energía, sacar a millones de personas de la pobreza y expandir industrias estratégicas. El crecimiento energético asociado se puede satisfacer de manera eficiente y equitativa con energía baja en carbono a medida que las energías renovables se abaratan, lo que garantiza empleos verdes y un aire más limpio. Para lograr esto, será necesario aumentar significativamente la asistencia financiera internacional, con nuevas fuentes públicas y privadas de capital reestructuradas a través de mecanismos de financiamiento que reduzcan los costos del capital.  

Eliminación de dióxido de carbono 

Retrasar la reducción de las emisiones de GEI aumentará la dependencia futura de la eliminación de dióxido de carbono de la atmósfera. La eliminación de dióxido de carbono ya se está implementando mediante la forestación, la reforestación y la gestión forestal. Lograr mayores niveles de eliminación de dióxido de carbono sigue siendo incierto y está asociado a riesgos: en torno a la competencia por la tierra, la protección de la tenencia y los derechos y otros factores. La ampliación de nuevos métodos de eliminación de dióxido de carbono está asociada a diferentes tipos de riesgos, incluido el de que los requisitos técnicos, económicos y políticos para su implementación a gran escala puedan no materializarse a tiempo. (DW-UNEP-SOStenibles)

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