La labor de conservación de la fauna silvestre y específicamente de la paraba Frente roja lleva casi 20 años en los valles secos interandinos. La intención de cuidar y proteger a esta especie única en el mundo es un propósito. Desde 2018 la paraba Frente roja se encuentra en peligro crítico de extinción. Hace unos días se lanzó la campaña Las queremos libres.
Se trata de un trabajo de Asociación Civil Armonía para conservar la especie y proteger a la paraba Frente roja (esta especie, junto con la Barba azul, son las únicas endémicas de Bolivia). Se lleva a cabo una campaña de educación ambiental, comunicación y sensibilización enfocada sobre todo a evitar el tráfico de esta singular ave.
Se trabaja con la coordinación de autoridades locales para cuidarla y protegerla, dice Guido Saldaña de la Asociación Armonía. Esta iniciativa forma parte del proyecto reduciendo la pobreza y el comercio ilegal utilizando la carismática Frente roja, financiado por el Fondo de Desafío del Comercio Ilegal de Visa Silvestre (IWT, por sus siglas en inglés).
La propuesta es sensibilizar a las poblaciones de La Paz, Cochabamba, Santa Cruz, Sucre y Potosí. El tráfico de estas especies y otras, se manifiesta en los mercados de estas ciudades capitales, pese a los esfuerzos de los gobiernos subnacionales. A pesar de ello, sigue habiendo ese comercio ilegal que impacta en la fauna silvestre. “El objetivo es transmitir a la población que no compre estas especies; si vemos vendiendo estos animales, denunciemos a las autoridades esta flagrante actividad”, aconseja el coordinador del programa Paraba Frente roja.
“Las aves nacieron para estar libres y el hombre busca encerrarla para satisfacer un gusto personal de tenerlas encerradas, sin motivo. Las aves se desestresan volando. La idea es que la gente entienda que nacieron para ser libres y valorarlas en su ambiente natural. Disfrutemos de ellas, pero en libertad”, reflexiona Saldaña.
Bolivia tiene 1.445 especies reportadas oficialmente. Cada año aumenta y estamos cerca de lograr las 1450 especies. Una verdadera riqueza en la diversidad que se tiene en el país. 17 de estas especies son endémicas, solo viven aquí.
“Más de 53 especies están con algún riesgo de desaparecer y esto tiene que ser una alarma para que las autoridades e instituciones llamar a la conciencia para que trabajemos en la conservación de estas especies”, remarca el biólogo.
La paraba frente roja habita en los valles secos interandinos de Bolivia, en los departamentos de Chuquisaca, Santa Cruz, Cochabamba y Potosí, sobre todo en los límites de estas regiones. Está restringida a la ribera de los ríos, sobre todo en el río Misque, en el río Caine, en el río Grande y en una parte del río Pilcomayo. Están muy al centro de nuestro país y es una especie golpeada por el cambio climático viéndose cada día más reducida. Además de esta paraba, todos los loros están en riesgo, ya que la escasez de alimentos también genera un conflicto entre las aves y los productores y agricultores. El propósito de esta asociación es buscar nuevas alternativas para que la gente pueda tener mejores condiciones de vida, así como también la fauna silvestre.
El director del programa de conservación de la Asociación Armonía, Tjalle Boorsma, evidencia el conflicto entre el productor que protege ‘su chaco’ de maíz o de maní y el ave que busca alimentos y llama a la reflexión sobre los múltiples daños que genera el mascotismo de animales silvestres debido al rol de cada individuo en el ecosistema.
Hay 1.200 parabas frente roja y unos 160 nidos, de acuerdo al último censo de 2021. Esta especie monógama no anida todos los años, sino cada dos o tres años. En este caso, depende de la alimentación. Se reproducen desde diciembre hasta junio, pero de acuerdo a las temporadas de lluvias, que es donde pueden tener más comida. Sobre este tema los científicos estiman que pueden salir uno o dos pichones por pareja. Si bien faltan estudios en vida silvestre, hay conclusiones preliminares que señalan cierta longevidad en estos individuos, podrían vivir entre 80 y 90 años. Como se señaló anteriormente, la expectativa de vida también depende de su alimentación.
Respecto a la restauración de su hábitat natural, el experto señala que llevará muchos años. Pensar en su reproducción en cautiverio y reinsertarla a su habitad es una tarea compleja, debido a que en Bolivia aun faltan adecuaciones. Uno de los temas que impiden hacerlo son las enfermedades que pondrían en riesgo a los individuos reintroducidos.
La paraba Frente roja tiene al tráfico como su peor enemigo. Desde 1985 hasta 1990 era normal comercializar parabas frente roja como cuando hoy vemos comercializar pollos de granja. “Era terrible ver cómo las sacaban en camiones, lastimosamente en la zona de los valles era común este tipo de malas prácticas e incluso alentada por los lugareños que incitaban a llevárselos porque le perjudicaban su maíz. En ese momento los grandes traficantes traspasaban nuestras fronteras y vendían al por mayor estos individuos”, señala con preocupación Guido Saldaña.
Entre los objetivos de la Asociación está la búsqueda de alternativas para mejorar las condiciones de vida de la gente que trabaja en el campo y que muchas veces vende los pichones como una opción económica. Desde hace 15 años se impulsa el aviturismo en Omereque, donde se ha construido un lugar estratégico y ecoturístico para que lo visiten gente de todas partes del mundo. “El año pasado hemos distribuido fondos, conseguidos por turistas, que han venido en 2023. Casi 25.000 dólares de ganancia para repartir a las comunidades locales. Son alternativas para proteger y cuidar a la paraba frente roja”, concluye Saldaña.
Omereque se sitúa en el departamento de Cochabamba, a escasos metros de la carretera antigua, entre las comunidades de San Carlos, Perereta y Amaya. Este sitio turístico, el año pasado, recibió la visita de 100 turistas, la gran mayoría extranjeros, para observarlas en su hábitat natural.
Fotos: Daniel Alarcón (España) y David Grunbaum (Bolivia)