El cambio climático pondrá una inmensa presión sobre los sistemas sanitarios, pudiendo causar hasta 14,5 millones de muertes para 2050, según el informe “Quantifying the Impact of Climate Change on Human Health”, elaborado por la consultoría estratégica Oliver Wyman en colaboración con el Foro Económico Mundial.
El estudio profundiza en las devastadoras consecuencias para la salud pública que ocasiona el aumento gradual de las temperaturas medias de la Tierra a través del análisis de seis categorías de fenómenos climáticos: inundaciones, sequías, olas de calor, tormentas tropicales, incendios forestales y subida del nivel del mar.
La investigación deriva que las inundaciones representan el mayor riesgo de mortalidad por clima, y se estima que causarán 8,5 millones de muertes en 2050; seguidas por las sequías, indirectamente relacionadas con el calor extremo, con una previsión de 3,2 millones de muertes; y las olas de calor, con una estimación de aproximadamente 1,6 millones de muertes de cara a 2050, detalla Oliver Wyman en un comunicado.
Reducir el impacto de las emisiones
El informe muestra también estrategias de reducción de emisiones para evitar pérdidas económicas de hasta 12,5 billones de dólares para 2050, un coste económico muy elevado para la sanidad mundial. De ahí que los expertos plantean acciones centradas en minimizar los impactos del calentamiento global:
Reducción de riesgos para la salud: disminuir las emisiones de gases de efecto invernadero puede reducir la incidencia de enfermedades respiratorias y cardiovasculares causadas por la contaminación del aire.
Ahorros en costes de atención médica: los países deben promover sistemas de atención e infraestructuras flexibles para construir resiliencia ante los aumentos previstos de morbilidad y mortalidad relacionados con el clima. En el caso de tener menos enfermedades y una población más saludable, se puede llegar a reducir los costes de atención médica, aliviando así la presión en los sistemas de salud.
Protección de ecosistemas: las sequías afectan profundamente a las naciones más pobres que a las más ricas. Por ello, se necesitan proyecciones urgentes de medidas proactivas para mitigar los impactos de la sequía y generar resiliencia en estas regiones vulnerables.
El estudio prevé que para 2050 aproximadamente el 70% de las muertes se concentren en regiones identificadas de alto riesgo, en particular en el Sudeste Asiático, donde las olas de calor prolongadas llegarán a causar un aumento de enfermedades.
Además, se estima que Asia sufrirá una pérdida económica de 3,5 billones de dólares, debido a la alta concentración de personas que viven en áreas costeras bajas, mientras que África es más vulnerable a los impactos del cambio climático en la salud que otras regiones, lo cual se ve exacerbados por la falta de recursos, infraestructuras inadecuadas y la carencia de equipo médico esencial, lo que complica aún más su capacidad para abordar y adaptarse a los desafíos ambientales.
Respecto a las economías, después de Asia, Europa es la región que se calcula que enfrente mayores pérdidas económicas (2,6 billones de dólares), seguido de Sudamérica (2,2 billones de dólares) y África en tercer lugar (2,1 billones de dólares). Por otro lado, el impacto económico previsto en Oriente Medio y el Pacífico Sudoccidental es mucho menor que en las demás regiones.
Costes acumulados en el sistema sanitario
Según el informe, los costes totales acumulados del sistema sanitario para proporcionar tratamiento a las enfermedades causadas por el cambio climático superarán los 1,1 billones de dólares en 2050, casi la mitad de esta carga de costes se espera en Norteamérica y Centroamérica -vinculados a gastos de hospitalización y tratamiento relativamente más elevados- y en Asia -debido al gran número de personas afectadas por catástrofes relacionadas con el clima-.
Desde Oliver Wyman sostienen que ante esta situación, la cooperación internacional y el intercambio de información son esenciales para mejorar la respuesta más efectiva y ayudar en la recuperación de zonas vulnerables.
Sistemas de salud resilientes
La mejora en la resiliencia de los sistemas de salud puede frenar significativamente la propagación de enfermedades transmitidas por vectores como la malaria, el dengue y el Zika y reducir la carga de morbilidad y mortalidad inducida por el clima. De igual forma, señala el comunicado que en este propósito se puede incluir el desarrollo de tratamientos avanzados para enfermedades infecciosas, innovaciones en la administración de medicamentos y planificación para la preparación de los servicios de emergencia.
Garantizar la disponibilidad e implementación oportuna de estas soluciones dependerá de la colaboración con proveedores e instituciones de atención médica, y las empresas farmacéuticas y de dispositivos médicos necesitarán incentivos económicos y financiación a largo plazo para contar con los recursos necesarios para la investigación y el desarrollo de medicamentos y vacunas, refiere el informe.
Otra de los elementos a tener en cuenta es la reducción del coste de la tecnología para mejorar la cobertura de enfermedades e infecciones vinculadas al calor, probablemente respiratorias, dolencias cardiovasculares y enfermedades infecciosas en países en desarrollo. (EFEverde)