América Latina y el Caribe está a la cabeza en energías renovables: en 2023, la región generó el 62% de su electricidad a partir de ellas, más del doble que el promedio mundial, que apenas alcanza el 30%, según el quinto informe Global Electricity Reviewdel grupo de análisis de datos Ember, que trabajó con información de 80 países que representan el 92% de la electricidad generada a nivel mundial.
En el informe de Bolivia no se encuentran datos.
Según explicó Dave Jones, uno de los autores del reporte y director del programa global Insights de Ember el 43% corresponde a hidroeléctricas, un 8% a eólicas y un 6% a energía solar.
Pero este aumento de eólica y solar, que suma un 14%, también representa un 3% más de lo que había en 2015. “Lo que encontramos es que América Latina y el Caribe básicamente mantuvo su posición como líder en energías renovables siempre con el legado que le ha dejado la hidroeléctrica”, aclara. “Pero también hay un impulso para la solar y la eólica”.
Aunque en el informe no desagregan la información por país, los datos que recolectó Ember y que corresponden a información estatal o de los Gobiernos, también da pistas de cómo la región no va creciendo de manera paralela. Mientras que la electricidad basada en el aire y el sol en países como Uruguay, Chile y Brasil ha crecido por encima del promedio regional, con 39%, 32% y 21%, respectivamente, hay otros que, pese a sus ventajas, se quedaron en la cola. Es el caso de Ecuador (0,7%), Colombia (1,4%), Guatemala (4,4%) y Perú (5,3%).
Brasil, el segundo país del mundo donde más crece la eólica
Brasil se convirtió en el segundo país, después de China, con el mayor aumento de electricidad eólica durante 2023, año en el que alcanzó el 13%, muy por encima del 3,7% que tenía para 2015. Además, en cuanto a la energía solar, el informe también advierte que pasó de ser 0,01% a 7,3% entre 2015 y 2023.
“Brasil fue uno de los primeros países en adoptar la electricidad eólica y solar en la región. Después de la crisis de electricidad de 2001, en la que se vio cómo las sequías restringían gravemente la disponibilidad de la hidroelectricidad, el país introdujo el Programa de Incentivo a Fuentes Alternativas de Energía (Proinfa) para promover otras fuentes renovables como la electricidad eólica y la solar”, dice el documento. “Esto incluyó subastas para los proyectos de electricidad eólica y solar que comenzaron a mediados de la década de 2000 y que permitieron contratos a precio fijo e incitaron la inversión y el crecimiento en el sector de las energías renovables”.
Chile destaca como el país que tuvo la participación más grande de generación solar en su matriz eléctrica, con un total del 20% – aunque la clasificación excluye a países que tienen menos de 5 teravatios por hora de generación de electricidad solar -.Le siguen Grecia (19%), Hungría (18%) y Países Bajos (17%).
Entre 2015 y 2023, la electricidad solar de Chile pasó a representar solo el 1,9% de la matriz eléctrica para convertirse, en 2023, en 20% del total.
Para Jones, América Latina y el Caribe tiene una ventaja clara: el complemento que la solar es para las hidroeléctricas.
“Cuando los países no obtienen las lluvias que esperan, como en momentos de sequía, es cuando a la electricidad solar se le puede sacar más provecho. Se trata de una especie de beneficio natural, de flexibilidad, que no tienen otros países del mundo”, dice. El reto, añade, está en las políticas. “Cuando comparas lo que sucede con México, que no termina de impulsar la solar a su mejor nivel, con lo que hace Brasil, es clara la importancia que tienen las políticas para poder permitir esa rápida construcción de eólicas y solar”.
México, de acuerdo al informe, fue el único país del G20 con un gran incremento en las emisiones que contribuyen al cambio climático desde el sector eléctrico. Además, hace parte de los cuatro países que representaron el 95% del incremento de la generación de electricidad con carbón durante 2023, junto con China, India y Vietnam. México, al igual que estos países, sufrió intentas sequías, llevando paralelamente a una caída del 42% de la generación hidroeléctrica y aumentando la generación de carbón.
El resumen, a nivel región sigue siendo bueno, aunque no suficiente. “En general, América Latina y el Caribe ha evitado caer en el carbón como sí ha pasado en otras partes del mundo, especialmente en Asia”, asegura Jones. Ahora el desafío es lograr que, a medida que crece la demanda eléctrica, las matrices de la región sigan creciendo de la mano con las renovables. Invirtiendo en ellas. “Eso evitaría una nueva dependencia e incremento en importar gas”, explica el experto, como dando una pista de cuáles son los próximos laberintos que se vienen para América Latina y el Caribe. (Tomado de El País)