No sabe si es por motivos bíblicos o porque un tío les llegó con el nombre en una caja de sorpresas, pero a Ruth Alipaz Cuqui le gusta llamar las cosas por su nombre y como a ella no le ha sido fácil cada día se levanta con la fuerza de los vientos que recorren los bosques. En la Asamblea de Naciones Unidas, en Nueva York (2018) pidió respeto por las naciones hermanas mosetén, chimán, ese eja, tacana, leco y su propio territorio, Uchupiamona (La Paz) y se escuchó su voz contra la construcción del megaproyecto hidroeléctrico Chepete-Bala.
¿Qué cambió desde aquel discurso en la ONU 6 años después, mejoró o empeoró la situación de los 6 territorios y de las naciones indígenas que los habitan?
No ha cambiado nada positivo. El cambio fue intensificación de los ataques a los territorios y además de manera legal con normas que contravienen a la Constitución Política del Estado a través de leyes, decretos, resoluciones que se van imponiendo para vulnerar derechos de manera legal, como la Ley Minera. Las flexibilizaciones de las normas, como la reciente emitida por la AJAM, dice que las denuncias se deben hacer mediante formularios electrónicos proveyendo sus datos, hasta sus redes sociales, como denunciante. Para nosotros es quitarnos el derecho a denunciar que somos víctimas de lo que ocurre en nuestros territorios, de las agresiones y las devastaciones de nuestros bosques. Hay una clara intención de criminalizarnos, identificando a quienes denunciamos. Pensábamos que cuando Evo Morales se fuera se iban a reducir las amenazas a los pueblos indígenas, sin embargo, con el Gobierno transitorio eso continuó y sabíamos que si el MAS volvía esto iba a ser nuestra sentencia de muerte.
¿Las concesiones mineras han agravado la situación en estas áreas protegidas con el aval del nuevo Gobierno?
Sobre las áreas protegidas digo que se está instaurando una dictadura en Bolivia, además de dictaduras sindicales. Los sindicatos mineros están apoderándose de los territorios en tierras altas y las cooperativas en la Amazonia.
Frenamos el proyecto Chepete Bala por medio de las denuncias que hemos hecho en la prensa logrando la visibilidad necesaria a nivel local, nacional e internacional. No se ha anulado la ley que prioriza estos proyectos, pero al menos la hemos frenado y así en muchos territorios. Fue desde el 2016 hasta hoy. Las denuncias que hacemos funcionan con esa red de ayudas de medios de comunicación, investigadores, periodistas independientes, si no actuamos así conjunto sabemos que somos débiles. Si no se hacen eco las denuncias somos invisibles.
¿Ustedes proponen otras actividades sostenibles en sus territorios?
Justamente porque no hemos devastado es que todavía existen los territorios y las áreas protegidas, y no es porque hemos vivido de la mano del Estado. Los pueblos indígenas hemos tenido todos nuestros sistemas económicos, políticos, democráticos, sociales, culturales, espirituales que no han impactado en nuestros ríos, en nuestros bosques. Nosotros, en San José de Uchuquiamona hemos incursionado en el ecoturismo comunitario a principios de los 90 como respuesta al boom de la explotación maderera cuando extraían toda la mara. Hoy tenemos 7 emprendimientos dentro del territorio que están siendo amenazados por la minería aurífera porque 6 de ellos están sobre el río Tuichi. Proyectos que tienen que ver con la construcción de escuelas para que los chicos puedan terminar el colegio y la construcción de una posta sanitaria con nuestras propias manos, pagando hasta nuestros propios profesores. A nosotros sí nos ha funcionado la autogestión. Gestionamos desarrollo humano, aprendizaje de nuevos idiomas, había un alto nivel de trilinguismo. Esto nos ha servido para preservar nuestro pueblo, así como otros pueblos que están sobre las riberas de los ríos. Hay productores agro ecológicos de alimentos. Producimos plátano, yuca, arroz, sin pesticidas. Lo que se produce se vende en La Paz y otra parte. No deforestamos, sino implementamos un sistema de rotación de cultivos. En tierras, altas lo propio, con producción de queso, por ejemplo, en Tariquia se produce miel y se exporta a la Argentina. Muchas cosas se pueden hacer en Bolivia sin tener que destruir todo. La ganadería y la minería no son actividades originarias. Se ve un intento de introducirla para que parezca que son nuestras o propias. Pasó con los ingenios azucareros en nuestra región, le dieron dinero para que deforesten y siembren caña, luego se dieron cuenta que no es tierra apta para caña y quedaron endeudados, los han engañado. Hay un tema solapado de ataque a los territorios y nos van quitando las intenciones de hacer actividades sostenibles.
¿Qué son para usted el Sernap y la ABT?
Desde que Evo (Morales) era presidente, denunciamos que el Sernap era un brazo operativo de la política económica del gobierno basado en el extractivismo. Han cambiado los planes de manejo de las áreas protegidas. Han cambiado el plan de manejo en Tariquía, en Madidi para reducir el área núcleo del Madidi para emitir el ingreso de la minería aurífera. El INRA es una institución de tráfico de tierras, la ABT lo propio. La AJAM da permisos bajo fuertes denuncias de corrupción. Todas son brazos operativos del Gobierno nacional. Ninguna cumple una función para las que están creadas y son pagados con fondos del Estado. No protegen ni las áreas protegidas ni los Territorios de los Pueblos Indígenas.
¿Un cambio de Gobierno podría revertir esta situación? ¿Cómo debiera actuar?
Oigo que este estado plurinacional es un estado fallido que tenemos que volver a la República y que también esperamos con ingenuidad los bolivianos que un nuevo gobierno nos va a atraer un cambio. Por lo menos debería consolidar los territorios indígenas para que funcionen de manera autónoma y ejercer su autodeterminación. El estado Plurinacional no ha cambiado nada en 20 años. A este ritmo de decisiones vamos hacia a un exterminio de los pueblos indígenas
¿Como desactivar el poder económico que tiene el sector minero que iguala al de Hidrocarburos según los ingresos de ambos?
Con la ley minera se ha vuelto a lo mismo que a lo que supuestamente estábamos cambiando. Esos privilegios de categorizar bolivianos de primera, de segunda y de tercera. A ellos le han dado todo el poder y creemos que se les ha salido de control y que el Estado no tiene más control de lo que produce este sector. En octubre tomaron la ciudad 80.000 mineros para poder ingresar a las áreas protegidas y tenían 10 demandas, de las cuales 6 de ellas afectaban a los pueblos indígenas y prácticamente en su totalidad a la economía del país. Ellos no pagan seguro de salud y hacen uso de ellos, hay un saqueo de los recursos y subvención a este sector, demasiados privilegios. Hay una casta, una élite.
¿Cuál es la situación hoy en estas áreas protegidas?
Estamos perdiendo los mejores recursos. La minería está usando hasta los incendios de bosques para ocupar áreas. Ya no estamos en condiciones de seguir agrediendo a la naturaleza porque hay un elemento básico que se está acabando y es el agua que ya no hay en las comunidades y el país tampoco va a tener agua eso puede ser el detonante para obligarse a dialogar.
El machismo en Bolivia hace que los hombres se reúnan y hablen muchas veces en nombre de todos, pero en muchos pueblos indígenas quienes toman las decisiones de fondo, las importantes son las mujeres, ¿está de acuerdo?
Las mujeres encontramos la estrategia de poder ser tomadas en cuenta y participar en tomas de decisiones, lo he visto en las luchas en nuestras comunidades, por ejemplo, en la vigilia del Chepete-Bala donde las mujeres gestionábamos, buscábamos apoyo, colectábamos, controlábamos, llevábamos a la vigilia, etc. esa capacidad de las mujeres de manejar detrás de las cortinas las cosas, permite que, de algún modo, incida en la toma de decisiones. Creo que las mujeres tenemos mucha capacidad, subestimada, pero al final logramos que lo que pensamos del futuro se pueda proyectar a través de los dirigentes hombres.
