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Santa Cruz de la Sierra

Itacamba impulsa proyectos sociales sustentables que reivindican a la región

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La planta de cemento Itacamba, ubicada en Yacuses, cerca de Puerto Suárez, ofrece varias actividades concernientes a la Responsabilidad Social. Su compromiso institucional con la sostenibilidad y el medio ambiente, hace que la empresa sea autosostenible.

Karina Fernández es una de las impulsoras de proyectos de Responsabilidad Social. Desde hace una década ha generado planes de apoyo junto a vecinos de la región fronteriza donde se ubica dicha planta. “Gente migrante campesina, generalmente, que llegaron a vender su mano de obra, llegaron a trabajar de lo que sea, aprovechando las oportunidades que se les brindaba. Somos pioneros en desarrollar la horticultura amigable con el medio ambiente en la región”, dice.

planta 3

Mientras conduce al equipo de SOStenibles de un sitio a otro en la zona limítrofe del país, señala, que durante 9 años fueron sumándose las familias de productores generando actividades referidas al cultivo de hortalizas, proyectos de apicultura y piscicultura, entre otros.

“La persistencia y los resultados fueron claves en el convencimiento de la gente. Optimizamos el suelo, el agua, el espacio de la producción, para evidenciar que no se necesitan grandes cantidades de tierra para producir, sino hacerlo de manera óptima”, dice la comunicadora social.

Karina

Las ganas de Juanito y Mateo, provenientes del Occidente del país, contagiaron a otros que se fueron sumando. Al principio comenzaron a producir solos, incluso de forma artesanal. Con el Sebrae (Servicio Brasileño de Apoyo a las Micro y Pequeñas Empresas) se les brindó capacitación para implementar los programas País. “Se les dotó material y equipamiento para que hagan sus cultivos de buena manera”, cuenta Fernández.

Las condicionantes climáticas determinaron ciertas técnicas para que el trabajo rindiera sus frutos. Hoy producen Lechugas, rabanitos, papas, cebollines, pimientos, etc. “Iniciamos con tres personas y se fueron sumando hasta llegar a 20. Desde 2015 el contagio se reprodujo y de 11 fueron 20 quienes ahora realizan su propio proyecto. Todos los días venden su producto. Contamos con unas 20 hectáreas en producción. Somos la principal fuente de abastecimiento de hortalizas a Corumbá, dice con orgullo “la Licen”, mientras visita los terrenos de trabajo.

En Mairana descubrieron que se podía producir lechugas hidropónicas. Planificaron hacer lo mismo y al principio no les salió por las altas temperaturas y la aplicación de materiales incorrectos, pero siguen insistiendo. Hay una infraestructura de 2.100 metros de vivero, que están reestructurando mediante ventilación efectiva y lo intentarán de nuevo.

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Los horticultores y la encargada de los proyectos se reúnen mensualmente. Los problemas y pormenores no faltan. Cuenta, sin embargo, que hace tiempo llegaban en bicicleta y en algunas motos, sin embargo, en la última reunión se encontró con la sorpresa de no encontrar espacio para su vehículo. Todos habían llegado motorizados en cuatro ruedas. El trabajo les trajo progreso económico y realización personal.

Muchos de estos productores han podido estabilizarse y también comprar su pedazo de tierra, sobre todo la que trabajan.

Mateo 1

“Nuestra política es clara, si trabajan la tierra pueden vender sus productos, pero si dejan de laborar les pedimos las cosas y lo reemplazamos por otro productor interesado en el trabajo”, dice Fernández.

Se preguntaron qué se podía hacer para conservar los bosques y realizar una actividad que genere ingresos para su familia.

apicultura 1

“Introdujimos la apicultura, no había este tipo de proyectos que son de triple impacto (aportan al ámbito ambiental, económico y social).

Con la apicultura llevan seis años y comenzaron con tres personas. Cinco colmenas por cada familia. Al demostrar que trabajan y avanzan se duplica la cantidad. El tope de apoyo al productor es de 20 colmenas por familia, lo que les significa capacidad económica para impulsar la producción. Cada colmena genera un promedio de 15 a 20 kilos de miel.

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“Otro de los proyectos es el de la piscicultura, que de a poco vamos avanzando. Los pescadores no quisieron porque lo querían todo fácil, decidimos implementar los proyectos en otros lados, a veces la comunidad no había compromiso, en la pandemia perdimos otra porque los beneficiarios habían viajado y no podían volver”, cuenta Karina como ejemplificando que no todo es tan fácil y que hay momentos de zozobra, pero que se proponen revertir.

Yacuses cancha

 Con los Municipios cercanos los proyectos se enfocaron en Salud y Educación. Se les dotó cemento, el trabajo de mejoramiento y ampliación de infraestructura fue la contraparte. Desde hace seis años se firman nuevos contratos.

Cada nueva gestión los gobiernos municipales de Puerto Suárez, Puerto Quijarro y El Carmen incluyen en su POA los proyectos en los que intervienen la empresa con actividades de Responsabilidad Social.

Quijarro, por ejemplo, ha construido un módulo hospitalario con este material y se está pavimentando el acceso al hospital. El año pasado han hecho gradas para las canchas polifuncionales y en 2022 construyeron las canchas deportivas.

aula movil 1

El cambio tecnológico va de la mano con la brecha digital que se extiende desde las urbes a las comunidades más alejadas, es por ello que han creado el aula móvil que se encarga de capacitar en computación, en alianza con Infocal. “Hemos capacitado a más de 1.000 personas en operador de computadoras, Excel, etc.”, dice orgullosa mientras muestra la infraestructura dotada de computadoras y un confortable sitio de aprendizaje.

Otro de los proyectos que introducirán es el de la autoconstrucción con ladrillos ecológicos, un reto que busca incentivar, así como promover otras iniciativas como la costura industrial, entre otros.

“Vamos a renovarnos, estamos haciendo un diagnóstico y medición de impacto que hemos generado y determinar cuánto hemos aportado realmente en tema de salud y educación. Estamos alineados con los 17 objetivos del desarrollo (ODS) según agenda de 2030”, dice Karina con el entusiasmo latente y convencida nos dice que “el éxito de los proyectos lo hacen las personas, los mismo productores”.

Actualmente evalúan un plan estratégico y una nueva conceptualización del Programa de Responsabilidad Social, darle forma y contenido para ponerlo en marcha en 2025 con una nueva visión.

Lauro Fernández – Subalcalde de Yacuses

Lauro Fernández, subalcalde de Yacuses

Desde hace tres años cumple funciones administrativas y políticas en esta población. Pondera la conclusión de la cancha polifuncional y su tinglado de la Unidad Educativa Germán Bush, la plaza principal, el pavimento que la circunda, un parque infantil y señala que actualmente construyen un nuevo centro de salud con Itacamba, que les brinda materiales. Menciona también otros proyectos de índole educativos como becas a bachilleres, de los cuales, en algunos casos, lograron la inserción laboral en un centro de salud y en la misma Itacamba.

Negocios dulces

Juan Mollo Canazas (Juanito) vino desde La Paz en 2007 a un puerto que imaginaba como Copacabana o Desaguadero. Hoy se ha convertido en apicultor. Tiene 4 hijos cruceños. Descubrió que el trabajo de las abejas y el suyo compatibilizan propósitos. Una vez que cosecha la miel del monte las lleva a la ciudad para continuar con el proceso de desoperculación, la centrifuga, la acopa y la vende en los mercados más cercanos. Agradecido con Itacamba y con el Municipio de Puerto Suárez que, desde hace cuatro años, comenzaron los proyectos con tres familias. Hoy cuentan con 200 colmenas y una decena de familias en este emprendimiento. Quiere contribuir con este alimento nutritivo el desayuno escolar de Puerto. Desea seguir creciendo hasta lograr su propia empresa. Antes “tumbaban monte” para sus labores, sin embargo, se dieron cuenta que el monte era quien les daba provisiones para las abejas, por ejemplo. El cambio de visión les ha permitido cuidar su medio y sacarle un mejor provecho. Ahora resguarda el bosque, planta árboles y frutales para mejorar las condiciones de vida y hacer todo más saludable.

Juan Mollo Canazas – Apicultor – Puerto Suárez

Juan Carlos Condori Mamani es orureño y llegó a Puerto Suárez cuando apenas tenía 1 año de vida. Su padre, después de prestar servicio militar en el Regimiento Castrillo, optó por quedarse. Le gustó y se afincó junto a su madre y seis hermanos. Hermenegildo Choque Benito, su tío, le enseñó los secretos de la horticultura. Según él es pionero de esta labor en la zona Germán Busch. Hoy Juan Carlos es padre de cuatro hijos, dos de ellos cursan estudios universitarios. La producción de hortalizas le genera ingresos para subsistir. Agradecido con Itacamba y su personal por brindarles capacitaciones, además de materiales para extraer agua, mangueras y contrarrestar los rayos solares con mallas para los huertos. “Tenemos un gran amor por esta tierra después de 20 años de trabajo”, dice.

Juan Carlos Condori – Horticultor

Mateo Flores

Nació hace 39 años en Chuquisaca. Su abuelo enfermó y a él a los 7 le tocó arar con la yunta. La dureza de la tierra le rompía las manos. El frío le cuarteaba la piel, le lagrimeaban los ojos y le entumecía las extremidades. A los 16 compartía el techo con su tío hasta que logró su primera casita de motacú.. Más adelante este productor de arroz en Hardeman, Peta Grande, en el Norte cruceño, donde también conoció la posibilidad de llegar a Puerto Suárez donde se afincó en 2011. El agua de la bahía, el buen sol y la tierra lo sedujeron para quedarse, viendo un futuro promisorio y encantador.

Su madre le prestó para comprar un pedazo de tierra que sus tíos trabajaban. El tractor le ayudó a trabajar más rápido y mejor, ahí puso a descansar un poco al azadón. Progresó, ahorró y compró tres terrenos en Warnes, uno para cada hijo. Más de 30 hectáreas logró con el yugo, además de una modesta casa de material consolidado.

Ahora observa su producción extendida en un par de hectáreas con riego a gota y cubierta por mallas media sombra. Allí tiene lechuga, cebollita, perejil, cilandro, rúcula, tomate y pimentón. En sus ojos y sus manos se reflejan el sacrificio de él y su familia para llevar adelante decenas de metros de cultivos de calidad. “Las tierras producen menos”, dice un poco decepcionado. Los precios de semillas y de insumos han aumentado y manifiesta que ya no se gana como antes.

Los padres trabajamos para los hijos, no nos llevamos nada, pero hay que hablar con los hijos porque si no, no valoran, “si no trabajas no comes, para el que no ha estudiado no hay feriado ni sábado ni domingo”, les inculca.

Su mujer fue fundamental en la labor familiar, lleva adelante un proyecto de apicultura, apoyado por Intacamba. Empresa a la que está agradecido “Nos ha ayudado más que todo a la comunidad 15 de mayo. Si no fuera por Itacamba no hubiera ido para adelante”, reflexiona Mateo que ahora sueña cultivar lechuga hidropónica y plantas frutales, su nuevo camino por recorrer.

Mateo Flores – Agricultor

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