Está ubicada en el Área Protegida Municipal del Bajo Paraguá en San Ignacio de Velasco. Son 130 familias las que se benefician de la cosecha y comercialización de los productos de las palmeras silvestres.
La comunidad de Porvenir, ubicada en el Área Protegida Municipal del Bajo Paraguá en San Ignacio de Velasco, se ha convertido en un epicentro de aprovechamiento sostenible del asaí (Euterpe precatoria). Este fruto, extraído de la palmera silvestre, ha ganado popularidad en todo el mundo debido a sus cualidades nutritivas y su potencial para el desarrollo local.
Declarada como ‘capital departamental del asaí’ en 2021, Porvenir continúa su compromiso con la sustentabilidad y la conservación. Además del aprovechamiento del asaí silvestre y orgánico, ahora sus pobladores indígenas han emprendido el aprovechamiento del fruto de la palma real y sus derivados.
Ubicada al norte de Santa Cruz y cerca del Parque Noel Kempff Mercado, Porvenir fue desde finales de los años 70 productora de palmito, que se extraía del tallo de la palmera de asaí e implicaba su depredación. Desde hace ya más de una década cambió hacia el aprovechamiento del fruto de la palmera silvestre. En esa labor trabajan actualmente 130 familias que se encargan de cosechar y procesar el asaí, que liofilizado se exporta al mercado europeo.
“La comunidad está organizada por un cabildo indígena de 12 personas y junto con la Asociación de Productores del Bosque (APB) Porvenir se encargan de autorizar y realizar todas las actividades comerciales. De esta manera es que contribuimos a la conservación del medio ambiente y damos el beneficio económico-social a nuestra comunidad”, cuenta Glenda Ribera Chuvirú, responsable de la comercialización y comunicación de la mencionada asociación.
La cosecha del asaí abarca desde marzo y parte de septiembre y octubre y de ahí hay que esperar hasta el próximo año. Con el fin de mantener la actividad productiva de la zona es que han implementado la cosecha del fruto de la palma real o buriti (Mauritia flexuosa), que crece allí de manera natural y es habitual en regiones pantanosas e inundables de la Chiquitania y el Cerrado de Bolivia.
“Tenemos una pequeña fábrica para sacar la pulpa del asaí y para la extracción del aceite de palma real, que es rico en vitamina E y antioxidantes. A partir de él hemos desarrollado una línea de cosméticos, que hemos llamado ‘biocosméticos naturales’. Entonces lo que estamos tratando de hacer es tener un modelo de negocio sustentable para toda la comunidad, que nos permita generar actividades productivas todo el año y nos permita salir adelante”, explica Luis Banégas, que es docente y miembro de la APB- Porvenir. “Tratamos de aprovechar incluso los residuos, de los que estamos haciendo carbón y el agua que utilizamos en el proceso de limpieza tanto del asaí, como de la palma real va hacia los sistemas agroforestales que también tenemos en la comunidad. Pronto esperamos también cosechar café y cacao”, comenta Ribera.