Si hay un símbolo de trabajadoras en el mundo, no cabe duda que es la abeja. Las abejas y otros polinizadores, como las mariposas, los murciélagos y los colibríes, están cada vez más amenazados por los efectos de la actividad humana. Cada 20 de mayo se celebra el Día Mundial de las Abejas para crear conciencia de su importancia.
Casi el 90 por ciento de las plantas con flores dependen de la polinización para reproducirse. Asimismo, el 75 por ciento de los cultivos alimentarios del mundo dependen en cierta medida de la polinización y el 35 de las tierras agrícolas mundiales. La polinización es un proceso para la supervivencia de los ecosistemas, esencial para la producción y reproducción de muchos cultivos y plantas silvestres. Los polinizadores no solo contribuyen a la seguridad alimentaria, sino para conservar la biodiversidad.
Poco se sabe que el trabajo de una abeja viene determinado por su sexo. Las únicas que generalmente vemos son las abejas obreras. Una única colmena de abejas tiene entre 30 y 80.000 y, de ellas, casi todas son abejas obreras. Esto significa que son hembras más pequeñas que la reina y que no pueden reproducirse.
Las abejas obreras viven una media de 105 días y la duración de su vida depende de la función que desempeñen. En algunos casos, las abejas obreras pondrán huevos no fecundados de los que nacen zánganos de un tamaño mucho más pequeño que aquellos que nacen de los huevos que pone la abeja reina. En Bolivia están presentes cerca de 600 especies de abejas, de las que aproximadamente 100 son abejas sin aguijón.
Santa Cruz, La Paz, Cochabamba, Tarija y Chuquisaca son los departamentos que más desarrollan su actividad. En estas regiones se produce miel de abeja, polen de flores, propóleos, cera, apitoxina; que no cubren la demanda nacional sobre todo de miel de abeja. Un incremento en el número de apicultores/as informó el Servicio Agrícola y Ganadero, SAG, de acuerdo a su sistema de registro SIPEC apícola web, llegando así a poco más de 10.500 apicultores/as inscritas, lo que representa un aumento de un 8,6% respecto al año 2021.
De acuerdo a información de Cipca (Centro de Investigación y Promoción del Campesinado), el departamento de Cochabamba es el mayor productor de miel con una cantidad promedio anual de 350 toneladas. De acuerdo a la Federación de Apicultores de Cochabamba, este departamento lidera el consumo per cápita de miel alcanzando los 1,700 kg por persona al año, seguido de La Paz con un consumo de 1,100 kg. Es decir que, si comparamos el promedio de consumo de estos departamentos, estarían por encima de Turquía (1,246 kg) y Alemania (1,034 kg) por persona al año.
En el Chaco Boliviano, la miel ha sido identificada como un rubro estratégico que en los últimos años, debido a las múltiples ventajas que presenta, no solo en los ámbitos económico y productivo, sino también en lo social y cultural, porque a través de este tipo de iniciativas se ha podido incorporar y visibilizar el rol y aporte de las mujeres y jóvenes en la economía familiar, principalmente de los pueblos indígenas.
Los insectos usan su probóscide (un órgano parecido a la lengua) para succionar el néctar de las flores y almacenarlo en el buche. Cuando las abejas parece que bailan en realidad se están comunicando con otras compañeras para indicarles la dirección y la distancia de las fuentes de polen. Incluso las más trabajadoras se cansan, es por esto que a veces se posan en una flor para echar una siesta en solitario. Mirando con atención se descubre que las abejas tienen dos ojos grandes compuestos, y otros tres ojos más pequeños en la parte superior de la cabeza, conocidos como ocelos. Con esto consiguen tener una visión panorámica.
Para frenar su declive de las 20.000 especies de abejas que se estima que existen en el mundo debido a la destrucción de su hábitat, la extensión de los monocultivos, el abuso de herbicidas, fungicidas e insecticidas, la llegada de especies exóticas invasoras y los efectos del cambio climático, como la sequía y el aumento de temperaturas, se buscan opciones de nuevos cuidados y preservación. Un dato relevante que evidencia la importancia de este insecto es que el sostiene la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO) que estima que de las 100 especies de cultivos que proporcionan el 90% de los alimentos en todo el mundo, 71 son polinizadas por abejas.
Según EFEverde sólo en Europa, polinizan el 84% de las especies vegetales y el 75% de la producción agrícola y su valor económico se estima en 14.200 millones de euros al año, según datos de la Unión Europea.
Se calcula que, en Europa, según EFEverde, más del 9% de las especies de abejas está en peligro de extinción y que, a nivel global, el 46% de los abejorros (polinizadores más eficientes) está amenazado, lo que tiene enormes consecuencias para ecosistemas y agricultura. Algunos expertos sostienen que se está a tiempos de revertir esa situación siempre que se trabaje en la recuperación y conservación de hábitats naturales y se apliquen mejoras en la agricultura, incluso que se les apoye desde las ciudades.
Muchos desde la agricultura se han dado cuenta de sus valiosos servicios y cómo la escasez de abejas está directamente relacionada con el descenso en la producción de los cultivos.