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Santa Cruz de la Sierra

Cuando no se valora lo que se tiene, se pierde

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Hans Roth, nació en Suiza en 1934, fue un arquitecto Jesuita que vivió por más de 30 años en Bolivia. Vino a Bolivia y restauró las iglesias de las Misiones de Chiquitos. En sus primeros trabajos encontró papeles en la basura y en el suelo de los baños de aquellas iglesias abandonadas. Esos papeles tenían figuras extrañas, eran antiguas partituras rotas y sucias de baño; como no sabía leer música se las llevó a Piotr Nawrot, otro sacerdote, musicólogo, que las tradujo, las sistematizó, las publicó y las llevó a los escenarios de los Festivales de Música Barroca Renacentista Americana Misiones de Chiquitos.

Cuando no se valora lo que se tiene, se pierde. Pero cuando se rescata, puede generar algo inimaginable, bello y grandioso y ser el futuro más próspero que nadie había imaginado.

Un árbol absorbe entre 10 y 30 Kg de CO2 (dióxido de carbono) al año. Se requieren 22 árboles para suplir la demanda de oxígeno de una persona al día. Hay 400 mil millones de árboles en todo el planeta. Pero se arrasan millones por año.

Los árboles producen oxígeno, purifican el aire, refrescan el ambiente, el barrio, la ciudad, conservan la energía, forman suelos fértiles, evitan la erosión, captan agua para los acuíferos, sirven de refugio para la fauna, reducen la temperatura del suelo, proporcionan ecosistemas, regeneran nutrientes del suelo. Sirven de barreras de vientos, combaten el cambio climático, nos dan alimentos, nos protegen de los rayos ultravioletas, producen madera, generan economía, valorizan la propiedad, reducen los ruidos molestos e incluso tapan los algunos feos edificios regalándonos un paisaje hermoso.

Más de 20 cualidades vitales para la vida del hombre y del planeta.

Sin embargo, la tierra en Bolivia vale más sin bosque que con bosque. La función económica social provoca que haya que talarlos para que la tierra valga más (así de irónico y contradictorio) y así no reconocemos el valor de nuestros recursos naturales. Cuando no se valora lo que se tiene se pierde. Un ejemplo más de que hay cosas que no se hacen bien y que es urgente cambiar.

La experiencia en nuestras labores periodísticas nos ha generado iniciativas y compromisos, además de una misión que es la de generar cambios, actitudes, pensamientos, mostrar la diversidad de puntos de vista, ampliar conocimientos, disminuir la intolerancia, crear conciencia de derechos, de lo mal que se hacen muchas cosas, entre tantas, la naturalización del maltrato animal y humano, la depredación del medio ambiente, etc.

Por eso proponemos:

1) Cambios en la legislación para restringir la gratuidad de bolsas de plástico, en los comercios, en los supermercados. Que la bolsa cueste, que sea reciclable, biodegradable, que no se distribuya gratis la contaminación. Una bolsa de plástico demora 50 años y más en descomponerse. Nos estamos asfixiando como tontos y seguimos degradando la tierra y el agua. Entre todos podríamos estimular una campaña para reducir al máximo el uso de las bolsas de plástico. Propondremos a los legisladores a presentar proyectos inteligentes y beneficiosos para el planeta. Dejemos de enfermar la Tierra.

2) Multar a quienes emitan gases, humos y partículas contaminantes no solo en las quemas de basura sino además en el transporte público; denunciarlo, medirlo, controlarlo, que las venditas inspecciones técnicas dejen de ser inspecciones tóxicas que nada controlan y solo fomentan la corrupción y la contaminación de gases que nos envenenan. El aire en Santa Cruz es 99% tóxico. Seguimos aspirando el veneno que nos enferma. ¿Por qué los responsables del envenenamiento colectivo no pagan por sus malos hábitos? ¡Una campaña entonces para proyectos de nuestros concejales, que trabajen para el bien común de los presentes y las nuevas generaciones, Aire limpio para mí, para vos, ¡para todos!

3) Generar las bases para una Escuela de Periodismo Ambiental. Hace falta comunicar mejor y reaprender escribiendo, grabando, diciendo y filmando muchas otras actividades, proyectos, emprendimientos, para un mundo más saludable, más consciente y más productivo. La comunicación en mano de periodistas que dejen la selfie, el circo y la sangre para visibilizar al otro, al pan, pero también al hambre, que escriban y hablen entendiendo el porqué de las cosas, explicando, analizando, proyectando.

Que lo natural sea lo natural y entendernos con nuestro propio idioma. Que la tecnología nos sirva para agudizar la inteligencia y transmitir conocimientos nuevos y ancestrales, que nos unan en el camino del bienestar general, próspero y verdadero.

Un periodismo que esté en manos de la inteligencia humana, porque la artificial no tiene alma. Un nuevo periodismo que sirva, que se enfoque, que afine con los tiempos que corren y con la gente que necesita informarse para tomar buenas decisiones, para vivir mejor y no simplemente para distraernos.

Tres propuestas para volvernos a encontrar aquí el año que viene y revisar los avances. Son 3 compromisos y son posibles.

(Leído en la Feria del Libro – Salón Peter Lewy 8/6/2024)

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