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Santa Cruz de la Sierra

Conexiones y evolución…

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Huascar Azurduy – Biólogo

columnista

El ambiente no puede ser entendido sin el libreto y los códigos ocultos de las conexiones naturales y la evolución…

Cuando se interactúa con grupos indígenas amazónicos, se puede escuchar hablar de los “perozosos verdes” (Bradypus variegatus), aseveración que no esta lejos de la realidad ya que si se explora monte adentro, con algo de enfoque y unos binoculares, puede ser posible observar perezosos que efectivamente exponen un color verdoso en la espalda y partes de sus miembros. La historia natural detrás de este hecho tiene complejos vericuetos evolutivos que se remontan a los antepasados evolutivos de los actuales perezosos que eran mucho más grandes y acuáticos.


Esta historia tiene como protagonista central a un alga microscópica del género Trichophylus que comenzó a interactuar con los perezosos desde hace millones de años. Muchas necesidades se tuvieron que resolver producto de transitar evolutivamente de una vida acuática a una terrestre, entre ellas artificios biológicos como el desarrollo de un pelaje microscópicamente no liso, sino estriado y con microsurcos que conservan gotas de agua que a su vez mantienen la humedad y por ende, el desarrollo de microalgas.


¿Pero para qué tanto show y parafernalia evolutiva?
La razón es que, gracias a desarrollar el color verdoso en el pelaje, los perozosos reciben un buen camuflaje en el follaje de los árboles ante sus predadores aéreos como son las águilas Harpía, y se sabe también que de estas algas reciben nutrientes como proteínas, lípidos y carbohidratos por vía cutánea de modo que le resulta en un buen negocio.


Pero las algas no solo necesitan humedad, como todo vegetal, necesitan de nitrógeno, fósforo, etc. y eso no se resuelve por inercia o milagros, debe haber un mecanismo que ha tenido que irse configurando o evolucionando a lo largo del tiempo. Aquí es donde aparece otro protagonista un tanto inesperado y con alas… Son unas polillas diminutas de los géneros Bradypodicola, Cryptoses y Bradypophila que viven exclusivamente y han coevolucionado en el pelaje de los perezosos. Estas polillas son la razón por la que cada tres semanas los perozosos bajan hasta el suelo a defecar, momento en el cual, estas polillas se bajan del pelaje para depositar los huevos y se impregnan de este material que luego al volver, untarán en el pelaje en una cantidad sorprendentemente adecuada para la fertilización de las algas, resolviendo de ese modo el requerimiento. Por su lado, las polillas reciben un medio para que sus huevos se desarrollen y al eclosionar sus larvas se alimenten y desarrollen hasta que tengan la capacidad de volar.


¿Qué sucede una vez que estas polillas pueden volar?
Las polillas inician un viaje épico hasta la copa de los árboles buscando al perezoso y su pelaje que en adelante será su hogar, reproduciendo otra vez, un ciclo que se ha venido repitiendo a lo largo de miles y miles de años de años de evolución…
Perezosos, microalgas y polillas representan un microcosmos que conecta distintas historias que convergen a lo largo de millones de años y donde el guion ha sido marcado por el interés propio y las necesidades comunes. Pero ésta, tiene un escenario mayor donde las conexiones se entrelazan en una red compleja que se extiende al árbol como refugio, los polinizadores de ese árbol, sus dispersores de semillas, el suelo que alimenta al árbol, el bosque que lo alberga, el agua y la lluvia que lo regula, la luz solar que lo alimenta, incluso los predadores a los que alimenta y posibilita la continuidad de lo que en la naturaleza cruda es un objetivo mayor e independiente de cualquier actor, la vida…

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