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Santa Cruz de la Sierra

Cosechar agua con conocimientos ancestrales y nuevas tecnologías

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Una vertiente a escasos metros de profundidad y el conocimiento ancestral transmitido a las nuevas generaciones dieron las herramientas para iniciar un sueño. La fuerza colectiva de varias instituciones construyó un atajado con capacidad de 260.000 litros de agua con materiales de la zona (piedras, agua, arena, tierra). El vital líquido elemento es extraído y con bombas riegan por goteo lo sembrado por los comunarios de Mandiyuti. El proyecto de cosecha de agua es un plan piloto liderado por Fundesa (Fundación para el Desarrollo Sostenible y la Participación).

Según Daniel Delgado, director de Fundesa el proyecto nace “del plan de adaptación climática que desarrollamos en el municipio de Cuevo, en ese levantamiento de problemáticas trabajamos el proyecto con los comunarios”.

Todo comenzó en octubre del año pasado y el proyecto fue entregado en marzo de este año.

Se trabajó con 37 familias de la Comunidad Mandiyuti y la gente de la alcaldía de Cuevo. Fue trascendental el aporte local, sin los conocimientos o experiencias locales iba a ser muy difícil implementarlo. “Los conocimientos ancestrales nos permitieron identificar un gran foco de agua que ahora alimenta a la siembra y animales del lugar”.

Este reservorio de agua (atajao) mide 35 metros de largo por 25 de ancho y almacena 260.000 litros de agua que se va regenerando cuando van sacando el agua para el riego o para consumo animal. Fue construido entre todos y los beneficia por el riego que utilizan para el huerto comunal. Hoy está cubriendo 5 hectáreas de cultivos. Genaro Quispe, comunario de la zona, explica que un día cavó y encontró la cabeza de la vertiente, y allí comenzó todo.

Las verduras y hortalizas vendrán con el riego tecnificado, es decir por goteo.

Daniel Delgado 2

Marcelo Villagra, alcalde Cuevo colaboró con el proyecto al ver el potencial del mismo. “Hoy es una realidad. Le hemos dado la forma y la protección para que no haya posibles derrumbes”.

Desde hacía 4 años la sequía no les había permitido obtener ninguna cosecha. Hoy entusiasmados ya planifican realizar otro proyecto similar en otro sitio a mayor altura.

Celsa Irama, comunaria de Mandiyuti, insta a lograr beneficios para la escuela donde sueña con poder sembrar hortalizas y otros alimentos. En gran cambio para la comunidad es que vuelve a fortalecerse en la parte agrícola, fuente de ingreso económico.

En el campo el agua genera cultivos, alimentos y también se utiliza para el consumo animal. Un derecho a la alimentación y a la generación de recursos que provoca la ansiada economía circular.

Además de los logros señalados hoy han habilitado la carrera de Agronomía a nivel técnico, para formar a los comunarios, que van hacer sus prácticas con el huerto comunal.

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