Mi casa es tu casa, solemos decir y es verdad, porque es nuestro planeta, nuestro único lugar en el mundo. Compartimos este hogar con casi dos millones de especies conocidas y vaya a saber cuántas por conocer. Pero ¿Quiénes entonces se apropiaron de mis derechos y los tuyos para destruirlo a su merced? Si nadie asume su responsabilidad comenzaremos nosotros a esgrimir cambios desde lo personal y desde el entorno más cercano. Nadie nos puede quitar un futuro posible.
La amenaza a nuestra supervivencia se refleja en números letales que nos arrojan los deshielos, la contaminación del agua, ríos, mares y océanos, la desaparición de la biodiversidad en ecorregiones de alta importancia para el ecosistema, en el ‘horno global’, las pérdidas de vida silvestre y catástrofes naturales que arrojan irreparables y dolorosas pérdidas humanas.
El lema de Naciones Unidas refiere esta vez al uso del plástico, un elemento de alto impacto en la contaminación de la tierra y el agua. Es necesario tomar conciencia del uso lineal, de consumir y tirar sin medir consecuencias y sin enterarse del daño que genera esta actitud perjudicial.
Las decisiones irresponsables tienen consecuencias que nos afectan. El mal consumo y el mal manejo de los recursos naturales, que no respetan la biodiversidad, son parte del problema en que el hombre no podrá salir ileso si no cambiamos la dirección de este transitar. Tal vez mostrando la cantidad de pérdidas económicas que se ocasiona con el uso casi gratuito del plástico, por ejemplo, se comiencen a tomar medidas para que lo barato no salga tan caro. Si consumimos más de lo que necesitamos el planeta no puede absorber a tiempo más de lo que puede soportar.
Existe una parte nuestra de cada día que puede ayudar a generar menos impacto y favorecernos sabiendo cómo mejorar el consumo. Evitar el consumo innecesario y el derroche son dos aspectos básicos, porque no hay necesidad de hacer algo que no sume.
Conocer o descubrir qué hay detrás de cada producto o servicio, es una manera de saber consumir. Detrás de cada producto hay recursos e historias que merecen reproducirse y otras que no. Si hay por ejemplo mala calidad, trabajo esclavo, sacrificio animal, contaminación de recursos naturales, desempleo, esos productos tienen un costo y un precio escondido y degenerativo. Esta responsabilidad en favor del planeta favorece a quienes lo cuidan haciendo las cosas bien. Un círculo contagioso que aumenta las posibilidades de recuperar lo perdido, aportan a la sanidad planetaria.
Los mensajes que el consumidor da en las góndolas, los escaparates, los mercados y comercios buscan mejorar la calidad de vida de todos. El consumo responsable cambia la forma de vivir, de observar y de percibir que otro puede ser el entorno desde una buena elección. Porque los efectos de las acciones impactan en las próximas generaciones, es entonces hoy nuestro problema. Seamos responsables porque el futuro es hoy y los que siguen son los tuyos. Feliz Día Internacional de la Madre Tierra.