Andrés Fénix sonríe casi siempre, habla rápido y dialoga con las manos más que con sus palabras. Su voz es gruesa y repite conceptos para seguir hilvanando nuevas ideas, como ganándole tiempo al tiempo. Un edificio dentro del cuarto anillo de la capital oriental no expresa todavía que se está convirtiendo, con los años, en una obra de arte llena de murales de mosaicos, de acuarelas y de óleos.
Antes de pasar a la azotea donde cocina su arte todos los días para el mural que prepara, muestra con orgullo su evolución entre ejemplos, anécdotas, cortes y colores. Su perro Max lo sigue a todos lados y husmea a los visitantes con dedicada obsesión. El pequeño pug es coqueto y curioso, le gustan las cámaras. Hay que esperar y darle tiempo porque quiere salir en todos los encuadres. Hasta que Andrés lo guarda en algunas de las habitaciones por las que transitaremos en el tour que nos explica cada obra que justifica sus procesos en la breve historia de su vida artística.
Los cortes de cada obra son distintos y tienen diferentes propósitos. Explica que el Opus Paladiatum (tradicional y modernista), Opus Incertum y Opus Tesselatum conforman los modelos tradicionales que enriquecen su arte. “Estoy poniendo los mejores cortes, la mejor cerámica, lo mejor de mí. Estoy haciendo varios murales e incluso en alto relieve. Una buena parte de lo que presento es sustentable completamente”, confiesa.
Es una obra desmontable, se lleva, se monta, se saca y se trae. Es decir, regresará a Santa Cruz y será posteriormente subastada.
Andrés no esconde la pasión por lo que hace, recorre los rincones del edificio entre obras y proyectos. Hoy prioriza los murales que alista para Casacor San Pablo, la ceiba camba lucirá junto a un toborochi gigante el espacio del arquitecto Eduardo Baldelomar, también boliviano en la próxima edición de Casacor Brasil. “Es una obra sustentable, vamos a ganar”, dice sonriendo con fe, este ingeniero químico que encontró en el mosaiquismo su verdadera pasión.
Todo empezó en España al ver que este tipo de arte le convidaba una nueva oportunidad de vida. Estudió dos años en una escuela en Barcelona la técnica de Gaudí. “No hay este tipo de trabajos en Bolivia. Aprendió historia del arte, teoría y práctica en los mismos sitios donde el gran arquitecto y artista catalán riega con sus creaciones (La Sagrada Familia) una ciudad icónica en la cultura y el arte mundial. Remarca que aprendió a hacer cortes precisos para aplicar los diseños de su autoría.
Lo construye con cerámica reciclada. Rememora que se dio a conocer en Casacor 2022. “Compré 1 tonelada de residuos en Gladymar. Ellos me hicieron entrar en Casacor Bolivia, hice el mural donde ganó el espacio de Tassiana Oshiro la portada. También participé en Mirá, allí conocí a los de Faboce que me han regalado material”, cuenta con orgullo sus primeros pasos de este arte que maneja con maestría.
Asegura que es un arte que no se deteriora y que puede ser usado tanto en interior como en exterior.
“Hago figuras y debo escoger para hacer luces y sombras muchas tonalidades de un solo color y así genero movimiento en la obra. De acuerdo a los cortes elijo cuáles le van mejor. Si es algo estático los cortes son más grandes. Y al haber más detalles los cortes son más chicos. También la selección del esmalte de la cerámica es un tema cuando se trata de esmaltes brillosos o más opacos”, dice.
En el proceso creativo nos revela las etapas principales para llegar al resultado final.
“Hago primero el diseño en Adobe Ilustrator, en dimensiones reales y sin distorsión. Le pongo un plástico luego una malla, las que se usan en las piscinas y luego prendo la cerámica ya cortada con carpicola. Luego que esté seco, hago los cortes donde no se vean las separaciones. Busco esconder la partición para dar una imagen de unidad y compactación. Califico las partes y las enumero, hago como un mapa, como un rompecabezas. Y una vez está terminado lo prendo en una placa cementicia de las más delgada que haya y como resultado final queda como una losa. En la exposición se prende con silicona o cemento, cosa que se golpea despacio y se lo saca”.
La mayoría de los mosaicos que hacen, dice entusiasmado, se quedan para siempre, “por eso creo que en Brasil va a destacar”. En el país vecino tienen la tradición del mosaico por la influencia de Portugal. Y es por ello que está convencido que van a apreciar su trabajo.
El espacio del arquitecto Eduardo Baldelomar es una óptica y fue invitado por los organizadores para que lleve su arte a la megamuestra paulista. Al ver el trabajo de Andrés, lo invitó para que forme parte con estas obras que no pasarán desapercibidas. Son dos murales, uno de flores de toborochi (ceiba camba) que mide 2.80 metros por 1.20 metros y otro del tronco del mismo árbol de 2.90 por 4.60 metros con altorrelieves. Además, llevará dos esculturas con las flores grandes como en un cubo la flor de 60 x 60 cm y otra de un metro por un metro. Las obras que partirán a San Pablo el 20 de abril viajarán por vía terrestre. Las portará en seis cajas especiales de 15 kilogramos cada una. Al llegar a la frontera contratará una empresa transportadora cuyo destino final será la gran muestra de arquitectura y diseño del gigante continental.
